¿Qué semillas de acciones podemos sembrar desde donde nos encontramos?
Es fácil olvidarnos e ignorar la realidad y la multiplicidad de vidas que se viven en México. Un México en donde las periferias gritan por ser escuchadas y reconocidas. Los derechos humanos, algo tan básico e inherente al ser humano, son constantemente violados y luchan por ser reconocidos. La semana del 21 al 25 de agosto se celebró el aniversario del Programa de Derechos Humanos en la Ibero.
No solamente fue una celebración para el programa, sino también un recordatorio a la comunidad estudiantil de las problemáticas que se viven en nuestro país. El equipo del Programa de Derechos Humanos de la Ibero conformado por Nora Robledo, Fernanda Lobo, Andrea Horcasitas y Esther Cruz, involucraron a la comunidad estudiantil con su programa por medio de dinámicas de reflexión, introspección y conciencia; haciéndose presentes desde la Explanada Central con actividades interactivas y creando espacios de diálogo y reflexión para tocar temas específicos. Conociendo también a la comunidad estudiantil pues, es un gran incentivo las suculentas y plantitas como reconocimiento de su participación e interés a estos temas. Fue un ejercicio también de escucha activa, tenemos que escuchar la vivencia de las comunidades para saber realmente cómo ayudar sin imponer y como desde donde estamos empezar con el cambio.
Tuve la oportunidad de participar e involucrarme en las actividades que conformaron esa semana, cada una de ellas única e igualmente de interesante que la otra. Desde escribir o dibujar que puedo hacer desde mi posición para sembrar acciones para generar el cambio. Hasta sentarse a escuchar a diferentes activistas de derechos humanos, conociendo sus organizaciones como Elige, Mexiro, Borde, Practica, Racismo Mx, entre muchas más.
El escuchar diferentes perspectivas y diferentes problemáticas me llevó a pensar en mi propia posición como persona en la problemática, y aunque muchas de estas cosas no me atraviesan directamente, estamos inmersos en un contexto que exige ser reconocido y del cual no nos podemos deslindar. ¿Qué semillas de acciones podemos sembrar desde donde nos encontramos?
En la semana asistí a la proyección “Nuestro Camino”. Nuestro Camino habla de la experiencia de mujeres jornaleras indígenas migrantes de diferentes comunidades que llegan a Guanajuato para trabajar en el campo o para buscar mejores oportunidades de trabajo y su experiencia de acompañamiento desde el Centro de Desarrollo Indígena Loyola. Después de ver el documental tuvimos la oportunidad de escuchar a las mujeres contar sus historias y problemáticas que viven a diario. Una frase que se me quedó muy grabada que se mencionó fue “Acuerpar desde lo cotidiano, pero también de la lucha”. Ellas mencionan muchas actitudes racistas que luego caemos por ignorancia, como cuando las personas se incomodan porque los niños indígenas están vendiendo chicles en los semáforos y son denunciados por esto, nos explicaron cómo estas denuncias brindan más problemas que ayuda. De ahí rescato lo cotidiano y lo que puedo hacer desde mi posición de privilegio, primero que nada, escuchar estas actitudes para después reconocerlas y aceptar las actitudes racistas que tengo para dejar de reproducirlas.
Algo que también aprendí es el sentido de comunidad que se vive en el Centro de Desarrollo indígena, ellas crean redes de apoyo y de comunidad para acompañarse encontrando y haciendo espacios seguros para ellas.
Esta semana de celebración del programa de Derechos Humanos de la Ibero, como estudiante, me brindó mucha perspectiva e introspección. No podemos ignorar estas problemáticas y tenemos que empezar a sembrar semillas de cambio desde nosotros. Más que nada fue una semana en donde aprendí y escuché muchas diferentes vivencias y acciones que se llevan para prevenir que se rompan los derechos humanos. Vivimos en un país lleno de diversidad y de experiencias de vida completamente diferentes a las nuestras, con problemáticas y violaciones de derechos constantemente. Tenemos que empezar concientizando este problema para reconocerlo y trabajar en él.
*El presente texto fue redactado por Cecilia Mulás Rodríguez, estudiante de Filosofía que colabora actualmente dentro de la Dirección de Incidencia.
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