América Latina remilitarizada

América Latina remilitarizada

En América Latina, “no hay casos exitosos de reducción de la inseguridad pública gracias al empleo de militares. Aunque en algunas ciudades se reduzcan los homicidios, no se aminora el poder de esas bandas criminales, sino, en todo caso, la delincuencia común”, explica la especialista Rut Diamint.

*La presente columna es publicada por Ernesto López Portillo, Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero, en Animal Político, para consultar la versión original puede ingresar a: https://www.animalpolitico.com/analisis/autores/ruta-critica/america-latina-remilitarizada

Uno de los ángulos de análisis generalmente ausente en las aun escasas discusiones sobre la militarización y el militarismo en México es la observación del contexto regional. Incluso entre personas que sí están buscando profundizar en la comprensión del fenómeno aquí, parece haber una disociación que omite comparar la transformación del rol de las Fuerzas Armadas en los países vecinos.

En el 2020, los académicos Alberto Lozano y Abelardo Rodríguez publicaron una monumental compilación con 80 textos bajo el título Seguridad y Asuntos Internacionales (Asociación Mexicana de Estudios Internacionales, Siglo veintiuno editores). Una de las colaboraciones corrió a cargo de Rut Diamint, figura emblemática en la construcción de conocimiento a favor de la democratización de las instituciones castrenses. En las siguientes líneas reproduzco breves extractos de su capítulo intitulado América Latina Remilitarizada, potente aportación en torno a la alteración estructural en las relaciones entre el poder civil y el militar en la región.

Las transiciones hacia la democracia implicaron una relativa disminución de la autonomía y el protagonismo militar… No obstante, actualmente se está produciendo una constante remilitarización de la política latinoamericana…

Se afirma que, pese a un irregular avance en la conducción civil democrática de las fuerzas armadas, las naciones latinoamericanas retornan a militarizar el orden público… Las expectativas fundadas en los nuevos regímenes [democráticos] enfrentaron diversos conflictos en las áreas política, económica y social… La sociedad constataba que la calidad de la democracia era deficiente. Los líderes amparaban nepotismo, corrupción y acumulación personal del poder… Además, aumentaba la inseguridad pública…

Todo ello ha producido una nueva militarización conducida por los propios gobiernos electos… La politización y la policialización se han convertido en dos formas de aumentar la injerencia en la política, con el consiguiente deterioro de la institucionalidad del Estado de derecho… Sin que se modifiquen sus doctrinas, su entrenamiento o su equipamiento, estos militares pueden dedicarse indistintamente a atacar redes terroristas, a perseguir al crimen organizado, a enfrentar movimientos políticos, a defender la extracción abusiva de recursos naturales, a participar en misiones de paz bajo el paraguas de las Naciones Unidas e, incluso, a defender fronteras y soberanía, que es el papel tradicional históricamente estipulado…

Demandando más seguridad aceptan dócilmente el involucramiento de militares en el control de la delincuencia. Recurrir a los aparatos militares tiene el costo de instalar una persecución de ciudadanos sin supervisión judicial. Es preciso recordar que los grupos ilegales criminales representan una forma de violencia política atomizada, peligrosa, pero no una disputa entre estados. Esa inseguridad plantea una corrosión, un debilitamiento del monopolio estatal de la fuerza… No hay casos exitosos de reducción de la inseguridad pública gracias al empleo de militares. Aunque en algunas ciudades se reduzcan los homicidios, no se aminora el poder de esas bandas criminales, sino, en todo caso, la delincuencia común…

En el poder, muchos presidentes, con la mira puesta en las siguientes elecciones o en perdurar en el sillón presidencial, se han dedicado a cooptar a los militares como pilar de sus planes… La esperanza democrática que brotó tres décadas atrás queda sepultada bajo una ficción de orden. El miedo disuelve los efímeros logros del Estado de derecho. La ciudadanía no reacciona ante una temible militarización de la vida pública o si lo hace, es espasmódica, violenta, anárquica, confusa y da pie -¿involuntariamente?- a respaldar la imposición de una subordinación política y social a la jerarquía militar (Diamint, 2020, pp. 603-613).

Valore usted si las tesis de la autora son relevantes o no con respecto a la interpretación de la militarización y el militarismo en México.


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