* Esta reflexión fue elaborada por Alejandra Armida, Cecilia Mulás, Iván Reyes, Mariana San Martín, estudiantes que colaboran dentro de la Dirección de Incidencia, a raíz de su participación en las actividades organizadas por los Programas de Incidencia sobre el Tren Maya y el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición, llevadas a cabo en la Universidad Iberoamericana la semana del 28 de agosto al 1 de septiembre.
La semana del 28 al 31 de agosto dentro de La Ibero se realizaron diferentes actividades orientadas a generar conciencia dentro de la universitaria en dos temas de gran relevancia en el país. La construcción del Tren Maya y la desaparición forzada, temas en los cuales estamos inmersos, pero que poco nos involucramos, pues nos encontramos dentro de un contexto en donde estas realidades se nos muestran cómo alejadas. Dado nuestro contexto, pareciera que estos temas no nos afectan, pero en realidad las consecuencias de estos fenómenos deberían de importar a todas y todos, sobre todo porque hablamos de fenómenos que tienen un impacto social y ambiental de gran escala. No es necesario formar parte de estas comunidades afectadas para encontrar empatía e involucrarnos en la prevención y solución de estos problemas.
Se inauguró la semana con una experiencia inmersiva para hacer conciencia de una forma diferente, en donde al finalizar se llegó a una reflexión en comunidad de los impactos socioambientales de la construcción del Tren Maya. Esta experiencia inmersiva consistió en formar grupos de aproximadamente 10 a 15 personas, en donde nos introducimos a un domo interactivo durante 20 minutos aislándonos de la Ibero para informarnos de la problemática y después contamos con un espacio de reflexión. Al finalizar esta actividad, los sentimientos de tristeza y molestia fueron los que más resaltaron, pues sentimos la gravedad del ecocidio injustificado, ya que hasta el mismo tren maya puede colapsar en cualquier momento por el terreno y condiciones de los ecosistemas en los que se está construyendo.
Después de esta actividad tuvimos la oportunidad de asistir al Conversatorio “El Tren va… ¿Nosotros a dónde?”. En donde se tocó la misma problemática, pero desde un punto de vista diferente. Escuchamos a mujeres de comunidades indígenas que están siendo afectadas directamente por la construcción del Tren. Nos contaron que sus comunidades han sufrido, pues se están quedando sin agua, se quedan sin tierras que les son expropiadas sin una compensación económica justa, y no solo eso, esta expropiación de tierras deja a las comunidades sin un hogar en el cual continuar sus tradiciones y seguir desarrollándose, obligándolos a dejar sus tierras perdiéndose así comunidades enteras.
No solamente es un ecocidio, es un borrado de las comunidades mismas, como una mujer maya dijo en la plática, “Nosotros no podemos cortar un pedazo de leña para cocinar, pero el gobierno sí puede destruir la reserva para construir un hotel de 144 cuartos”. Mientras el gobierno explota estos territorios, las tradiciones de estos pueblos y sus culturas están en peligro de ser borradas para siempre sin un lugar al cual llamar hogar.
La siguiente parte de la semana se enfocó en el tema de la desaparición forzada. Un tema igual de impactante y desgarrador que el anterior. En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, en la explanada central de la Ibero se montó una exposición del fotógrafo Rodrigo Aja. La exposición retrata la experiencia de madres buscadoras en los estados de Sinaloa y Veracruz. Es imposible ver estas fotos y no sentir nada, el dolor de las madres buscadoras se nota en sus miradas; compartimos el sentimiento de una frase que encontramos plasmada dentro de las notas adhesivas, “Se me puso la piel chinita y se me apachurro el corazón”. Pero no solamente es un sentimiento de dolor, pues encontramos admiración y valentía en estas mujeres que no se rinden en hacer escuchar su voz. Nos adentramos más en la problemática, en los conversatorios que se llevaron a cabo. Donde escuchamos a María Herrera Magdaleno y Leticia Hidalgo, entre otras voces de impacto de esta lucha se hicieron presente. A pesar de ser temas desgarradores, encontramos fuerza y resiliencia dentro del movimiento de madres buscadoras.
Parece que la distancia nos aleja de estos problemas y es fácil no verlos cuando lo que escuchamos de estas historias no nos atraviesa directamente, pero esta semana, nos abrió los ojos para dimensionar la magnitud de estas situaciones. Nos dimos cuenta de que son problemas que nos alarman y preocupan, un ecocidio a nivel nacional trae consecuencias a largo plazo, al igual que la pérdida de pueblos originarios de esa zona y el dolor y violaciones de derechos humanos que suceden en las desapariciones forzadas. También nos dimos cuenta de que en realidad siempre podemos hacer algo desde dónde estamos por más pequeño que sea, el mundo está hecho de pequeñas acciones y admiramos a las personas que se atreven a señalar las injusticias, pues no es fácil en un país en donde te quieren callar.
Más que nada fue una semana que nos mostró lo que es la resiliencia, la lucha y la admiración por la gente que no se rinde a pesar de todo. Nadie debería de luchar por lo básico, por la vida, por encontrar a sus hijos o por el lugar que siempre ha sido su hogar, pero la lucha está y no podemos ser cómplices por omisión, podemos y debemos sumarnos desde nuestras posibilidades y contextos.
Si te interesa conocer más sobre el trabajo que realiza el Observatorio de Conflictos Socioambientales (OCSA) puedes ingresar a su sitio web: https://ocsa.ibero.mx/ y sobre el trabajo que realiza el Programa de Derechos Humanos, ingresa a: https://programadh.ibero.mx/
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